
Esta película es un cuento con un guión sencillo, y aun previsible. Pero en ella lo importante no es el qué, sino el cómo. La vida es una enfermedad mortal, y el hecho de que el final sea de sobra conocido no es suficiente para calificar nuestra existencia como superflua o prescindible.
La belleza de este cuento está en plasmar la posibilidad de que los personajes acepten que el final llega porque ellos desaparecen. Por eso el cuento acaba bien y deja un buen sabor de boca, aunque no termine con un "fueron felices y comieron perdices".
Texto extraído de http://www.filmaffinity.com
La belleza de este cuento está en plasmar la posibilidad de que los personajes acepten que el final llega porque ellos desaparecen. Por eso el cuento acaba bien y deja un buen sabor de boca, aunque no termine con un "fueron felices y comieron perdices".
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