La directora Marleen Gorris lleva a la pantalla una encantadora comedia surrealista, donde tanto la magia como los personajes reales se consolidan de una forma espléndida para el gozo del público abierto a cualquier posibilidad. El guión de Gorris es tan cálido, que incluso el público tiende a sentir cierta empatía por los villanos de ésta cinta. El agudo humor y la picardía de los personajes centrales (nota curiosa: realmente no existe un personaje protagónica en "Memorias de Antonia") alejan a ésta cinta de cualquier truco esteticista barato, tan acompañado por el drama de época moderno. La dirección es firme, pero nunca pedante o poco atrevida. Pero lo que más me entusiasmó fue la calidez humana y la atmósfera victoriana que dan ese agradecido aire acogedor y familiar. Las actuaciones también son bastante buenas; sin importar la exagerada idiosincrasia de los personajes, el grupo de estos desconocidos actores holandeses logra una conectividad emocional fascinante ante el pesar personal o el triunfo colectivo. Honestamente no existen muchos halagos suficientes para describir ésta encantadora película. Puede que sus temas (que van desde la homosexualidad hasta el asesinato mismo) sean un tanto "sórdidos" para el público casual, pero nada de esto impide la enorme satisfacción obtenida tras los magistrales momentos finales de "Memorias de Antonia".
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jueves, 5 de junio de 2008
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